Si hay una máxima que escucho de la gran mayoría de personas que se dedican al póker es: ”El póker es injusto, al menos, a corto plazo.”
Cuando una acción es percibida como deliberada e injusta la única emoción que puede evocar en nosotros es la ira. Una ira intensa, desagradable, dañina y perniciosa tanto para nosotros como para los que nos rodean.
El considerar algo injusto y deliberado es extremadamente limitante por dos motivos. El primero es que un evento rara vez es injusto y deliberado (especialmente en el póker) y el segundo motivo es que lo sea o no favorece entrar en tilt. Así que hoy me he propuesto tratar de disminuir la fuerza de esa creencia en ti y de esta forma, eliminar la variable “injusticia” de tu vocabulario y de tu mente. Si lo logramos, la cantidad de veces y la intensidad con la que entres en tilt caerá en picado… ¡Vamos con ello!
El tilt es seguro el defecto de mentalidad más perseguido, trabajado e identificado del mundo del póker y fuera de él. No solo porque es de muy sencilla identificación gracias a que suele ser muy ruidoso si no porque las consecuencias de nuestras actuaciones cuando estamos en ese estado son muy costosas, tanto a nivel económico como de salud como de relaciones personales.
Por ello, no se suele tardar mucho, en general, en querer solucionar dicho defecto.
El problema es que no solo vale con querer, hay que saber usar las estrategias adecuadas y cambiar la base desde la que se inicia el tilt, ya que en general, métodos como la respiración profunda para disminuir la intensidad de la amígdala, realizar cálculos matemáticos simples para quitar el foco de aquello que nos irrita, pasear o incluso repetirnos frases tranquilizadoras y racionales, si bien son estrategias para disminuir la intensidad emocional del enfado NO SOLUCIÓN EL PROBLEMA.
Para más información visita mi canal de Youtube (Lithany) y busca un vídeo llamado “Cómo gestionar el tilt | POKER”, no tiene pérdida.
Como siempre digo: el tilt es una consecuencia, no la causa del problema.
Por lo tanto, trabajar en técnicas para disminuir o paliar el tilt es sin duda necesario, al igual que lo es ponerse una tirita cuando nos hacemos una herida… pero una vez puesta la tirita conviene reflexionar en las causas del accidente y así adquirir las estrategias necesarias para no terminar poniéndonos una tirita la próxima vez.
Por lo tanto: no trabajes la consecuencia (el tilt) trabaja la causa (la creencia).
Como ya comente en un artículo anterior y sin querer extenderme:
Creencia -> Pensamiento -> Emoción -> Acción -> Resultado.
Así que si queremos disminuir la cadencia y la intensidad de nuestro tilt tendremos que trabajar no solo en la gestión del tilt si no en la creencia que lo desata.
Volviendo a la anterior:
La creencia: ”El póker es injusto.” favorece que entremos en tilt ya que solo se ha de percibir como deliberada para ello.
Cómo ves, para entrar en tilt necesitamos que sea “deliberada” e “Injusta”, si eliminamos una de las dos variables entonces ya no evoca la ira, y tenemos esa batalla ganada.
Por cierto, sobre que algo sea deliberado: te puedo asegurar que esa persona que va delante de ti en la carretera y te acaba de hacer una trastada difícilmente se levantó pensando en ti y en la idea de fastidiarte el trayecto en coche. Pero bueno, creo que será más fácil eliminar el concepto de injusticia que trabajar la componente “deliberada” ya que es cierto que hay en muchos casos, especialmente en las mesas de póker, que las acciones se realizan no por las cartas, si no por el jugador.
Las personas no se alteran por el suceso, si no por la interpretación del mismo.
Así que vamos con la injusticia.
Para ello voy a enumerar 4 reflexiones que espero te ayuden a cambiar el lenguaje y posteriormente la perspectiva sobre la injusticia en el póker.
1 – La justicia e injusticia son términos subjetivos.
Dejemos a un lado el tema penal y centrémonos en el lado de interpretación de la vida. La vida es cuestión de puntos de vista. A medida que avanzamos y adquirimos conocimientos, consciencia y experiencias nuestros valores sobre lo que es justo e injusto se van modificando.
Haz un sencillo experimento: evalúa cuántas cosas te parecían injustas cuando eras pequeño y cuántas de esas cosas te parecen justas a día de hoy, de seguro alguna encuentras.
Y es normal. A medida que avanzamos, nuestras creencias van cambiando y por lo tanto vemos la realidad con otros ojos.
Ten en cuenta esto: la vida sencillamente ES, pero tú la filtras en función de tus creencias y por eso podemos tener diferentes puntos de vista sobre el mismo tema.
La ventaja de comprender que las cosas no son ni justas ni injustas si no que simplemente SON, es disponer de apertura mental y poder estar en paz.
Elijo estar en paz en vez de tener razón.
Sin duda alguna estar en paz a nivel emocional es mucho más valioso y potenciador que estar en conflicto.
2 – El término “Justo o Injusto” es un término estático.
Se trata de términos con mucha carga asociada a lo “Divino” y a lo “Absoluto” que por lo tanto van acompañados de una intensidad emocional elevada. Además como decía se perciben como términos inamovibles, lo cual es absurdo, ya que como antes te has dado cuenta la perspectiva de justicia cambia con la edad y el avance.
Tendemos a tener pensamientos sobre justicia e injusticia sin ser conscientes de que no entendemos ni sabemos las razones reales sobre el suceso, ni que piensa el otro, ni por lo que está pasando, etc… Es decir, emitimos un juicio absoluto sin estar en los zapatos de la otra persona o con falta de información veraz al respecto. Sin darnos cuenta lo único que estamos haciendo es verbalizar cómo haríamos nosotros las cosas y cómo nos conviene más que hubieran sucedido.
“El pasado es pasado y no lo puedes cambiar pero si puedes tratar de construir desde el presente un futuro más acorde a tus necesidades.”
3 – No juegues a ser Director General del Universo.
Es gracioso, por decirlo de una forma suave, que creamos que nuestro valor de justicia e injusticia es válido, correcto y absoluto.
Plantéate ¿Si el universo se rigiera según tus criterios de justicia e injusticia sería justo para los demás?
Cómo ves, la injusticia, es una forma egoísta de etiquetar que nace del deseo y la necesidad de un mundo que funcione acorde a nuestros deseos, necesidades y apetencias.
No puedes saberlo todo ni controlarlo todo. Intentarlo solo te generará ansiedad y vacío. La vida sencillamente ES. Hay muchas variables que no dependen de ti, así que céntrate en las que sí dependen de ti y acepta las que no salgan o no cómo te gustaría.
La vida es un 10% lo que te pasa y un 90% cómo te lo tomas.
4 – Qué algo no vaya como deseas no lo hace justo ni injusto.
Si te escuchas te darás cuenta que en general, catalogas de justo e injusto los sucesos en función si van o no como crees que han de ir o como deseas. Salta a la vista, una vez más, que se trata de términos puramente subjetivos, por ello, no solo carece de sentido usarlos si no que es una forma poco útil de agregar una excesiva connotación emocional a un evento.
Además muchos eventos que no transcurren como esperas terminan siendo la semilla de un evento por él que estar infinitamente agradecido, y si crees que exagero, pregúntaselo a alguna persona que perdió un avión que tristemente nunca llegó a su destino.
Por lo tanto, ya que la vida y el póker están sujetos a la varianza en un porcentaje mayor del que imaginas y te gustaría, es conveniente entender que a la suerte o a la varianza les dan igual tus perspectivas de justicia e injusticia.
La varianza no es más que un concepto matemático, no le pidas que se ajuste a tu vida, de hecho lo potenciador sería que tú te ajustaras a su “funcionamiento” aceptándola y comprendiéndola matemáticamente lo máximo posible.
El azar forma parte de todo, no luches contra ello, al menos, si quieres estar en paz.
¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quíen sabe!
De acuerdo, ahora que lo vemos desde otra perspectiva ¿de qué manera ponemos solución?
1- Lo ideal es que primero elimines permanentemente de tu lenguaje verbal la palabra “justo e injusto” y no solamente en lo referente al mundo del póker si no en todos los ámbitos, ya que si no lo aplicas en todos los ámbitos será casi imposible lograr un cambio permanente. Es importante entender que no solo hay que eliminar la palabra “injusto” del vocabulario sino también su contraparte “justo” ya que si existe una existirá la otra.
Para ello tendrás que simplemente no decir “¡Qué injusto!” o “¡Qué p$%·$!” por ejemplo, cambialo por “¡No es lo que esperaba!” o “¡No me es conveniente!”. Sin duda cada situación requerirá de una elección distinta de frases hechas para resolverlo, pero la idea es no etiquetar los eventos como “justo o injusto”, “bueno o malo” si no más bien palabras con menos carga subjetiva como “adecuado e inadecuado”, “potenciador (me acerca) o limitante (me aleja)”.
De esta forma al modificar el lenguaje la carga emocional subjetiva será menor al tiempo que estarás recordándote a ti mismo que deseas usar un lenguaje más adecuado.
2- Lo segundo es más costoso. Una vez estés acostumbrado a modificar el lenguaje casi de forma inconsciente deberás comenzar a modificar el pensamiento tratando de racionalizar la mayor cantidad de situaciones posibles en busca de esa neutralidad: “simplemente es” y de comprender que tu deseo de que fuese de otra forma no va a modificar la realidad aunque sí puedes interaccionar con esa realidad de una forma distinta para no caer en emociones intensas y desagradables causas del tilt. Por ello cambiamos el lenguaje y el pensamiento, para que ante el mismo evento las emociones sean más adecuadas para continuar con nuestro hacer.
La vida es lo que es, lo que tu haces es lo que eres.
Como siempre, la consciencia, en pensamiento y actuación, será tu mejor arma. Cuanto más tiempo pases reflexionando sobre eventos que te parecen justo e injustos, buscando que convendría pensar y decir para eliminar esa subjetividad y aceptarlos como lo que son más sencillo será afrontar y hacer lo adecuado cuando estos eventos tengan lugar.
Recuerda que esto es un proceso lento y largo, así que cuanto antes empieces antes resolverás.
Por último, ten en cuenta esto, todo proceso de cambio pasa por 3 fases temporales:
Fase 1: Cuando queremos realizar un cambio lo normal es que te des cuenta después de que el evento tuvo lugar. No importa si ha pasado 1 hora o 1 día o más, simula mentalmente el lenguaje que te hubiese gustado usar y los pensamientos asociados a ese evento que te hubiesen gustado tener. Aunque no lo creas, es normal que no te des cuenta en el momento pero si pasado un tiempo y estas prácticas de simulación te acercan a la fase 2.
Fase 2: Esta fase suele suceder cuando te das cuenta del error a los pocos segundos de haber hecho la conducta que deseas cambiar, o mientras la haces. Por ejemplo, si acabas de decir “¡Esto es injusto!” y automáticamente rectificas, o si a mitad de decir “¡Qué injusticia!” paras y cambias el término, te encuentras en la fase 2. Es un gran avance.
Fase 3: A esta fase llegas cuando detectas que vas a equivocarte y decides rectificar de forma consciente antes de decirlo o pensarlo.
Por último, la fase 3 genera un cambio a largo plazo. Con el tiempo y la paciencia notarás que tu forma de afrontar esas situaciones y el lenguaje que usas es parte del pasado.
Así que sé paciente y perseverante si quieres ver resultados.
Ojalá te haya sido de ayuda. ¡Te animo a que lo pongas en práctica!
Muchas gracias por leerme y nos vemos por las redes sociales, ¡un fuerte abrazo!
Un artículo de: Rodrigo Rio «Lithany»