La muerte de Doyle Brunson es el fin de una era. “Leyenda” y “Míto” se queda corto para definir lo que “the godfather of poker” representa para nosotros. La naranja mecánica de Cruyff o Michael Jordan no son tan monumentales a sus deportes como Texas Dolly fue al nuestro. Y ni siquiera hablo de su juego o sus brazaletes, para mí lo importante fue sacarnos de las trastiendas casi él solo.
En sus inicios ser jugador era poco menos que sinónimo de delincuente, hoy nos deja a las puertas de la respetabilidad.
Fue un visionario. Cuando decide escribir el Supersystem, el primer libro que habla del proceso mental de un profesional, sus colegas se llevaron las manos a la cabeza.
“¿Estás loco? ¿porque quieres enseñar nuestros secretos a los fishes?” le decían.
¿La respuesta? Que era necesario para que la gente entendiera que es un juego de habilidad, no de azar. Ninguna editorial quiere el libro, así que Doyle crea una propia que le cuesta una fortuna, pero lo gasta a gusto seguro de que para que el poker sea reconocido, el público tiene que aprender. Si el precio eran hordas de jugadores cada vez mejores, bienvenidos sean.
Si habéis aprendido en una escuela, el germen lo puso Doyle en 1979. Supongo que cuando eres el mejor (más de 50 años siendo el Messi del poker se dice pronto) es difícil tener miedo. Con casi 90 años seguía haciendo raise a los mejores jugadores que los solvers y el online podían proporcionarle. La única diferencia fue que tras ser conocido por su no limit, tras el boom online se recicló en un jugador todo-terreno. Hace solo 5 años lo podías ver en partidas High stakes que rotaban 10 juegos donde los participantes eran Jungleman, Galfond, LLinusLLove, etc…. y Texas Dolly, que jugaba tight pero sin miedo a hacer moves, aun con una capacidad de lectura asombrosa.
Solo el año pasado se empezó a rumorear que lo iba a dejar. La pandemia fue dura para Brunson, tuvo una neumonía grave y echo mucho de menos la acción de las mesas. Según Doyle el ejercicio mental y la pasión por competir era lo que le mantenía joven a pesar de todos sus problemas de salud.
Iba para jugador de la NBA, pero una grave lesión deshizo ese sueño. Trabajando sin éxito como vendedor puerta a puerta, encuentra una partida en una trastienda. En tres horas gana el sueldo de un mes y no mirar atrás. Los próximos años los pasa en una Fort Worth, Texas que aún era el salvaje oeste. Sus rivales son traficantes y atracadores de bancos, en una ocasión le volaron los sesos a un jugador al otro lado del tapete (tema de faldas). Un rival se le muere en la mesa de un infarto cuando Doyle vence a sus segundas nueces. Son días pintorescos en los que conoce a personajes sin nombre de pila como el “gordo de Minnesota” o a su íntimo amigo “Sailor” Roberts… también a la que será su mujer Louise.
Se casa, pero justo cuando esperan su primera hija es diagnosticado con un melanoma incurable. Le extirpan todo lo que pueden para prolongarle su vida unos meses, pero sorprendentemente el cáncer remite. Doyle siempre dijo que fue un milagro auspiciado por los grupos de rezo de su mujer.
Su familia, muy religiosa, se avergonzaba de que fuera un gambler. Le presionaban para que lo deje eventualmente, pero tras el susto el cielo es más azul y el tapete más verde. Acepta su vocación y afirma que desde ese momento su juego mejora sin parar.
Comienza a viajar de timba en timba por todo Texas junto con sus socios Sailor y Amarillo Slim. Ganar es lo sencillo. Los atracan, les hacen trampas, les detienen… pero poco a poco se acerca a su objetivo, superar al #1 Johnny “the grand old man of poker” Moss.
A mediados de los 60 está en una mano con Moss y un rico comerciante. Moss hace un raise que Brunson lee correctamente como que quiere comprar el bote con un proyecto que no ha salido… lo mismo que tiene él, solo que el suyo es al mejor kicker. Así pues, resube para aislarse con Moss, y de paso tirar al recreacional que es el único que tiene mano. Cuando enseña sus cartas Moss le mira con una mezcla de enfado y respeto. Doyle ha llegado a lo más alto para no bajar nunca.
Cuando las partidas en Texas empiezan a flojear se va a Las Vegas, donde algunos colegas ya se han adelantado e introducido el Texas holdem. En el casino Dunes hay una partida espectacular en la que se juntan varias generaciones de grandes jugadores. Doyle compagina esto con jugar al golf por auténticas fortunas.
En el año 1970 se inauguran las WSOP, y si bien al principio aún tiene reticencias a ser conocido públicamente como jugador, cuando las supera gana el evento dos años consecutivos (76 y 77 con la ahora famosa mano T2) y ahí es cuando decide publicar su libro que saldrá en 1979. No me cansare de decir lo importante que es esto y que se merece los altares por ello.
En estos años también se enfrenta a Tony “the ant” Spilotro, el gánster interpretado por Joe Pesci en la película “Casino” que intenta ficharlo para su equipo de colusionadores, o en su defecto extorsionarlo. Doyle llega a jugar al golf con una recortada en su bolsa de palos temiendo un ataque del mafioso.
La vida de Doyle da para varias películas. En los años 80 el narcotraficante Jimmy Chagra decide “blanquear” su fortuna en Las Vegas. La ocasión es tan buena que Doyle no solo juega contra él, si no que además banca a otros jugadores que no se pueden permitir jugar tan alto. Brunson contaba que jugando al golf Puggy Pearson movió la bola unos centímetros para apartarla de una mancha en el fairway (ilegal, pero no obtenía ventaja) y casi consigue que Chagra les dispare a todos… y aún peor, le hizo dejar de ganar una fortuna. En otra partida le pagan con krugerrands de oro sudafricanos que decide enterrar en el jardín. Dicen que cuando se mudó no fue capaz de encontrarlos.
Hablando de su casa, en 1998 es atracado al llegar a ella con 80.000$ en fichas del Horseshoe en el bolsillo. Doyle copiaría a Titanic Thompson y finge un infarto. Claro que la jugada de Thompson completa era después sacar la pistola y disparar a sus atracadores, pero Doyle se libra, aunque no sin una nariz rota. Brunson fue siempre una combinación de varios mundos. En sus primeros tiempos era de los pocos jugadores con una carrera universitaria, pero era difícil colarle una trampa o un cold deck. En Las Vegas lideró el movimiento para deshacerse de tramposos y colusionadores. Su famoso “Big Game” era el santo grial tanto para para los millonarios en busca de emociones fuertes y diversión, como para generaciones de jugadores jóvenes que querían ser como él. A diferencia de otros, que harían la partida “privada” para quedarse con las ballenas esta es abierta. Solo hace falta la banca y las narices de sentarte. A Doyle le interesa más competir… ver que pueden enseñarle las nuevas generaciones.
Ha sido el faro a seguir durante décadas. Tal vez no para el gran público, que apenas le vio manos épicas en la TV, pero los mejores botes de Isildur1 online eran un martes cualquiera en la Bobby´s room. Doyle jugaba en otra liga. No tuvo rival. No jugaba torneos porque le parecía perder el tiempo, pero en 2003 entre mano y mano de cash, le dieron odds 10 a 1 de que no sería capaz de ganar otro brazalete en esas WSOP. Poco después se llevaba el evento de 2.000$ de HORSE, eran 84.000$ de premio, pero casi un millón en apuestas por fuera.
Doyle era el puto amo, perdonar mi lenguaje. Todo lo que saben Ivey, Seidel, Negranu, o cualquiera a quien admiréis, lo aprendieron directa o indirectamente de Doyle, que lo mismo está dispuesto a apostar hasta porque gota bajará más rápido por el cristal en un día lluvioso, que apuesta fortunas a “props” (apuestas sobre la composición del flop) mientras que a la vez da ejemplo de cómo manejar su banca de tal forma que desde los años 70 no tendrá más problemas de dinero. De hecho, se permitiría quemarlo invirtiendo en todo tipo de desastres, como una expedición para buscar el arca de noe, una radio cristiana, minas de oro y esmeraldas… y curiosamente negándose a invertir en el World Poker Tour.
Doyle contaba que lo único que llevaba mal era tener escuchar a su mujer quejarse de que les habían cobrado de más en la cena cuando él venia de recibir un badbeat con el que podría haber comprado tres restaurantes. Lousie nunca aceptó su gambling. La hija de un inversor arruinado por el crack del 29, temía que le pasara igual. Un día le escuchó al teléfono decir que la noche anterior había perdido un millón y se subió por las paredes. Cuando Doyle trató de arreglarlo diciendo que pasaba a menudo casi se divorcia.
Nadie sabe a ciencia cierta sus finanzas, pero en general parece que tuvo mucho éxito tocando palos muy diversos. Por ejemplo, Doyle y Chip Reese invirtieron en uno de los primeros modelos informáticos de apuestas y hacen una fortuna apostando al baseball, pero esto no impide que siga el Big game. Cada año las ciegas suben porque necesita jugar “por cantidades que duelan, o no tiene sentido”. Cuando en el nuevo milenio un billonario se enamora del juego y decide que quiere jugar HU por cantidades estratosféricas Doyle organiza “la corporación”, un equipo de pros que combinan sus bancas para darle Andy Beal la partida que busca ganando decenas de millones en el proceso.
Es por eso que se le llama “godfather” porque estaba presente en todo, ya fuera para ayudar, aconsejar, dirimir, organizar, bancar… y porque cuando un periodista le preguntó quién era el mejor jugador, su respuesta fue: “vuelve en 10 años a ver cuántos siguen aun aquí” (iba implícito el “conmigo”).
Ha sido nuestra roca, la columna vertebral del crecimiento del poker. A pesar de su look old school, tuvo una sala online y era un magnífico follow en twiter. El ejemplo de todo lo que puede y debe ser un gambler con mayúsculas.
Issac Newton decía estar “sentado en hombros de gigantes” refiriéndose a que sus descubrimientos bebían del trabajo de los que vinieron antes. En el poker, sin duda estamos en los hombros de Doyle Brunson, grande como una montaña.
Descanse en paz Texas Dolly. Gracias por todo.
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Paco Tapias «pacocho» es un historiador que ha trabajado para varios medios del sector haciendo todo tipo de artículos y seguimientos. Las historias de los tiempos de la vieja escuela, los road gamblers y las cartas en la manga son sus favoritas.